El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró este domingo que hay que "reconstruir el alma del país", en su primer discurso como presidente electo, tras imponerse en el balotaje al mandatario de ultraderecha Jair Bolsonaro.
“Esta elección colocó frente a frente dos proyectos opuestos de país que hoy tiene un solo vencedor: el pueblo brasileño. No es una victoria del PT o mía, sino del inmenso movimiento democrático que dejó de lado los intereses partidarios e ideológicos por la democracia”, afirmó Lula da Silva.
El izquierdista regresará al poder en Brasil por tercera vez tras vencer al ultraderechista Jair Bolsonaro en el ballotage por un estrechísimo margen, reflejo de una inmensa división en el gigante sudamericano. Da Silva se impuso por 50,83% de los votos frente a 49,17% del derechista Bolsonaro con el 98,8% escrutado.
"La bandera verdeamarilla no le pertenece a nadie", manifestó. "Nuestro compromiso es terminar con el hambre otra vez. No podemos aceptar como normal que millones no tengan que comer", añadió.
"Los principales problemas pueden resolverse con diálogo y no con fuerza bruta", manifestó el líder de izquierda, que el 1 de enero asumirá su tercer mandato.
"Vamos a restablecer el diálogo para luchar contra el hambre y con el Legislativo, sin intentar cooptar, sino reconstruir la convivencia armoniosa y republicana", aseguró, después de que la alianza de partidos que apoya a Bolsonaro obtuvo una amplia mayoría en el Congreso en la primera vuelta del 2 de octubre.
“Me quisieron enterrar vivo, pero hoy estoy aquí para gobernar este país en una situación muy difícil, pero con la ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para que el país vuelva a vivir democráticamente”, afirmó el líder del Partido de los Trabajadores (PT) desde un hotel de la ciudad de Sao Paulo.
Y agregó: “A partir del 1 de enero de 2023 gobernaré para 215 millones de brasileños, y no sólo para los que me han votado. No hay dos países. Somos un Brasil, un pueblo, una gran nación.”
“A nadie le interesa vivir en un estado permanente de guerra. Este pueblo está cansado de ver al otro como enemigo. Es hora de bajar a las armas. Armas matan y nosotros escogemos la vida”, manifestó.
“Hoy le decimos al mundo que Brasil ha vuelto. Que Brasil es demasiado grande para ser relegado al triste papel de paria del mundo. Recuperaremos la credibilidad, la previsibilidad y la estabilidad del país, para que los inversores vuelvan a confiar en Brasil”, afirmó el mandatario electo. Y prometió la reindustrialización de Brasil: “Invertiremos en la economía verde y digital, apoyaremos la creatividad de nuestros empresarios y emprendedores. También queremos exportar conocimientos”.
En otro orden, prometió luchar por la deforestación cero en la Amazonia y dijo que retomará el control de las actividades ilegales en esa región, donde promoverá el desarrollo sustentable.
"Brasil y el planeta necesitan de una Amazonia viva. Un árbol en pie vale más que la deforestación, el río limpio vale más que todo el oro extraído con las aguas contaminadas por mercurio", manifestó.
Y prometió: “En lo que a nosotros respecta, no habrá falta de amor. Cuidaremos mucho de Brasil y del pueblo brasileño. Viviremos en una nueva era. De paz, de amor y de esperanza. Un tiempo en el que el pueblo brasileño volverá a tener derecho a soñar. Y las oportunidades de hacer realidad sus sueños”.
“Nuestro compromiso más urgente es acabar con el hambre otra vez”, afirmó en su primer pronunciamiento.
“El desafío es inmenso, es necesario reconstruir este país en todas sus dimensiones. Necesitamos reconstruir el alma de este país, el respeto a las diferencias y el amor al prójimo”, afirmó en un pronunciamiento que buscó tender la mano a todos en un país extremadamente polarizado.
Fuente: Télam/ Medios